Lluvia de/e ideas

No amaneció.

Va a amanecer, pero aún está de noche. Camino por las calles iluminadas por luces naranjas. Lo mismo de siempre, perros, buses, gente... Ahora viene este pasaje que es oscuro. Hay algo que me ha seguido desde que salí de mi casa. Escucho tarros cayéndose, movimiento de bolsas de basura. Me acomodo los lentes y sigo caminando, creyendo mi intuición de que seguramente no es nada y hay una explicación lógica para esto. Algo cae frente a mí, al final del pasaje. Me detengo, pero al poco rato continúo mi caminata solitaria. Llego al fin a ver qué ha caído. Se trata de un cuerpo. Una persona que, aún con vida, trata de levantarse. Le ayudo a ponerse de pie, pero pareciera que no responde. No habla, ni siquiera me mira, como si yo no existiese. "Quizá está ebrio", me digo, y sigo caminando. Falta poco para llegar al liceo, para que salga el sol y para que al fin apaguen estas luces. Más cosas caen. Sospecho que son más cuerpos, que dominados por esta fuerza extraña caen y se ponen de pie como si no tuvieran alma. Con el terror de que esa fuerza extraña quisiera venir por mí, corro por mi vida. Deseo desde lo profundo de mi corazón que amanezca. La fuerza extraña parece venir por mí ahora, por lo que creo que quizás cometí el error de correr cuando no debía, así como no hay que huir corriendo de los perros que te quieren morder. Tengo miedo. Pareciera ser que cuando estoy debajo de una luz que no es anaranjada, esta fuerza no me persiguiera. Pero ahora no importa, porque ya comencé a correr y a desear que amaneciera de una vez por todas. El terror me invade, sobretodo cuando escucho más cuerpos que caen detrás de mí, de los que cuya cuenta ya he perdido. Ahora son unos condenados a vivir sobre la tierra, pero sin alma ni conciencia. ¿Qué ocurrirá después? Sin siquiera saber donde estoy sigo corriendo. Estoy comenzando a cansarme, ojala que se me ocurra algo pronto. El cielo comienza a tornarse verde, ¿será que estoy alucinando de miedo? Ya sé, iré a la calle principal, donde hay varias luces que no son naranjas. No llegaré, pero haré el intento, no quiero que nadie se quede con mi alma. Definitivamente no llegaré. Haré mi mejor intento. Creo que está cada vez más cerca de mí. No llegaré. Pienso en una idea tras otra, sin siquiera darme cuenta de que ya empiezo a gritar de tanto miedo y del gigante esfuerzo que hago para huir por mi vida. Creo que tendré que sacrificarme. Pero no será en vano, porque esta fuerza se irá conmigo. Me subiré a esa rampa que da al techo de un edificio, y de ahí me arrojaré a la carretera. Faltan pocas cuadras… Ya grito absolutamente, porque creo que comienzo a sentir como me arrancan el alma. Se siente extraño, como el peor de los dolores, como la peor de las pesadillas agrupadas juntas en un pequeño núcleo; el corazón. Si no es nada más que un músculo, ¿qué tiene que todo el sentir humano está agrupado ahí? Estoy llegando. Aguante que ya falta cada vez menos. Llego, subo por la rampa y llego al techo, tal como lo planeé. Me detengo en el borde, porque este sería quizá mi último momento con vida. No amaneció. No me di cuenta del temblor en mis piernas. No estaba alucinando, el cielo de verdad estaba verde. El núcleo se hace cada vez más potente. Respiro profundo… Caigo unos cuantos metros. Cierro los ojos… Los abro de nuevo. No, no me muero aquí. Creo que no me puedo parar. Al fin siento paz interior, como se siente la devolución del alma al cuerpo. No estoy sintiendo ni dolor, ni angustia, de hecho dejé de tiritar. Pero de pronto vuelve todo, de la misma forma que vuelve lo verde al cielo. El núcleo me vuelve a perforar el corazón. Está todo cada vez más verde. ¡No resisto más! Una luz blanca se apodera de mi vista. Desaparece todo, la angustia, el dolor, la paz, el cielo, el amanecer y los focos anaranjados. No hay nada más que luz. Esta es la muerte de la fuerza extraña, que se va con un quejido horrible, donde se mezclan su horror y mi triunfo; su perdición y mi felicidad. Pero claro, después de su muerte, viene la mía. Este es mi último instante sobre la tierra. Ahora no hay ni luz ni oscuridad. Solo hay silencio.


pd: este es el cuento con el que voy a participar en el "Concurso de Literatura" en mi liceo. No significa nada para ustedes, pero creo que debían saberlo.

Comentarios