Literatura Frikeada

Detrás de los párpados.

Un sujeto está sentado junto al tronco de un árbol. No hay libro en sus manos, ni habría por qué haberlo. Es un hermoso día. Hermoso, occidental y terrenalmente hablando. Soleado, cielo celeste y despejado, ríos color turquesa y el aroma del pasto cuando aún es verde y recién comienza a secarse. El viento trae recuerdos... Los amigos, las juntas, los uniformes, y por qué no, la infancia. Infancia benditamente ignorante, pues claro, el que nada sabe, nada teme. Pero ahora se teme. Antes no se sentía, ahora si. Si hay cuidado y pesares, si hay desdichas y malpasares. Algo falta. Algo debiera estar ahí y no está. Un elemento, que ahora distante, se comienza a extrañar ajenamente y a añorar la bendita ignorancia. El sujeto cierra los ojos. No está completo. No está tranquilo. No lo conmueve un día occidental y terrenalmente hermoso. ¿Vacios?. No hay solución. Si se suicidara ahora, nadie lo notaría. Mentira. Verdad. Pasos. Viento. Recuerdos. Mentira. Demasiadas negaciones y poca voluntad. No le alcanza siquiera para analizar qué le sucede, mas lo desea sin esfuerzo. El Mal del Mundo. Lozanamente se vive tal día occidental y terrenalmente hermoso al mismo tiempo en que quiere liberarse. Drogarse en la luna y saltar a Júpiter. Cierra los ojos. Quiere llegar a su "meta", para sentirse más aliviado. A veces, hay que dar la vuelta entera al mundo para volverse un círculo completo. Los cierra con más fuerza aún. Comienza a ver ese rojo intenso, con manchas amarillas que se ve cuando un ser humano con párpados y sangre normal ve al cerrar los ojos. Trata de hundirse en esa sangre, de dejar ese árbol y viajar por las estrellas. Quiere salir de ahí. Y comienza a conseguirlo. Una mancha amarilla se convierte en verde, luego en azul, y despues, morado, fucsia, de todos colores. El fondo también. Figuras raras se convierten en flores, autos, estrellas; otra realidad, donde su imaginación es el vórtice hacia otro mundo. Y los colores el combustible de su nave de 1,5 kilos. Viaja por esas figuras, escucha sonidos que cambian de frecuencia y sabores que varían del dulce al salado y al amargo. Siente el éxtasis máximo. No es necesario tener piel, ni cuerpo, ni esta condición humanamente estúpida para esta travesía. Las flores de colores, las estrellas, las figuras. Qué acaso eran autos, ahora son animales, ríos de color púrpura, de lava ardiendo, una suave lava azul que canta las más dulces sinfonías de tornasoles notas. Entra en lo profundo de los lagos, se sumerge en los ríos, vuela por las nubes rojas y cae entre los hielos verdes, al mismo tiempo que su corazón se renueva y esas dudas antiguas y amargas se sofocan con colores y preguntas infantiles y con desdén y gracia. Las frecuencias. La imaginación. Verdad. Mentira. Una imágen se hace cada vez más vívida. Un rostro. He viajado hasta aquí por tí, y ahora no es el momento de terminar mi aventura de colores. La ve entre cuadrados pixelados cambiando de colores. Es ella. Ahora una verdadera valkyria de una satisfactoria batalla. Me he dorgado en la Luna y he saltado a júpiter en este mismo día, hermoso occidental y terrenalmente hablando. Me quedaré aquí para siempre, pues aquí no me siento vacío. Es mi éxtasis, mi catársis, este contraluz a mi realidad. Esta sinfonía de sabores, el collage de sonidos, el pastel de colores. Ahora negro. Negro profundo y silencioso, ánima de tal aventura. Fin. Verdad. Recuerdos. Ahora la luz. Si, es un día soleado, cielo celeste y despejado, ríos color turquesa y el aroma del pasto cuando aún es verde y recién comienza a secarse. El viento trae recuerdos... Pero ahora me siento un poco más tranquilo. Y para nada vacío.

Dedicado a mis amigos Jaime y Walter por esas tardes de baratas reflexiones, en días occidentales y terrenalmente hermosos.

pd: No me refiero a ninguna droga, ¡no sean mal-pensados!. ¿Música? ¿Artes? No me ahogo en sano por ningún motivo. La psicodelia es parte de mí, no tengo la culpa.

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