Literatura Frikeada


"Lapso de tiempo"

No hay lluvia. No hay sol. No hay viento. De a poco se van las cosas, los elementos. Quizá porque llegó el fin. O porque se agotaron. Porque ya no querían más. No caen pelos de gato, ni hay rocas en el suelo que me hagan doler las plantas de los pies por usar zapatilas con suela delgada. No hay chinitas en el suelo sufriendo al sol. El polvo me acompaña, tambien los árboles; los pasé a dejar a su casa. No hay vórtices en mi cabeza que me lleven a pensar voladas extrañas. Mi lamento... El hermano árbol lo escucha. El hermano perro llega a su casa. No amaneció, el cielo verde me mira. Si cierro los párpados no habrán colores. Las ratas están en su casa. Los edificios... oh, los edificios. ¿Te acuerdas que en ese kiosko siempre preguntábamos por la roka y nunca estaba? O la vez en que llovía y crucé medio Valdivia para buscar ese disco... Esos discos. Qué buenos discos... ¿Cada vez que te pasé a dejar llovió? No, recuerdo la vez en que hacía calor y pasé a este super y me compré un litro de jugo. Todo un litro de jugo de naranja para mí, jaja. O cuando cruzaba la calle para ir al mall, esquivar los guardias, por el solo hecho de vitrinear discos. No estaba en mis costumbres vitrinear, pero la música es especial. O en ese paso de cebra donde me tuve que arrojar al lado para que la "3" no me arrollara. Te quedaste más asustada que yo ¿Te acuerdas que cuando llovía, te gustaba la forma en que caía la lluvia sobre el cristal polarizado? O cuando dije que te amaba y que no me atrevía a decirtelo, y me convidaste jugo y cayó al suelo en medio de la calle. Luego hizo viento. Me abrazaste, dijiste que hacía frío. Yo te abrazé. Cuando acarrié mi guitarra con mi ampli por el centro y no alcanzábamos a tomar micro. Fuimos al trabajo de tu padre y te hiciste la "buena niñita", le pediste dinero para ir a comer a ese restorán, y el ampli se me quedó ahí. Me acordé en matemáticas y tu brincaste, sorprendida. Tantas cosas... Luego... Te fuiste. Ni siquiera te alcanzé a pasar a dejar, solo, te fuiste. Desaparecíste. Tuvimos un buen lapso de tiempo, bueno mientras duró. Me traté de imaginar infinitos finales para nosotros, me ahogué. Tuve que hacerlo. Ahora ya no me importa, no me malinterpretes, de verdad no me importa. Crecí contigo, te necesitaba, mi diva psicodélica. Fuimos al infierno y al cielo, caminándo de ida y de vuelta. En una nave hecha de estrellas, con combustible de música y asientos de cine. Niña, ya el azul del cielo se oscurece, para qué decir más... siempre me quedaba callado y tú tambien te quedabas callada. Disfrutábamos la nada. Yo todavía lo hago. Me quedo en silencio. Me gusta. Una vez me enojé y te dije que te fueras lejos, te culpé, oh, cuanto lo siento, te culpé. Más que mal, tienes la culpa, pero yo te hice estar ahí, parada, viviéndo o existiendo. Ahora que termina mi lamento por tu partida, me siento relajado. No me queda nada que hacer aquí. Mi corazón se aliviana cada vez más. Ahora no te necesito. Gracias. Estoy tranquilo, totalmente. Ya me pasaste a dejar. Pasamos a dejar a los árboles, a las ratas, a su gente, al perro con tres patas. A Joseph Fouk y su auto ultra-pesado. A los cronopios y a las famas. A Segismundo. A mis discos. Al sol, al suelo y al pasto. A los niños. Las rocas y demases. No me arrepiento, pasamos a dejar mi arrepentimiento. A la luz y a la oscuridad que provocó, a todas las artes. A estas letras, a la lluvia y al viento. A la creación, al dopellganger, al "end". Y a este final igual lo pasamos a dejar.

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