Literatura Frikeada

"Vuelo colectivo"

Nada más sentarse. Contemplar el paisaje, adoptándo una posición segura dentro del más puro suelo que extrañaba, aquellos días en que luché contra mis demonios internos. La des-topía del cielo bendice mis pasos venideros, aclamándo con su escala de valores. Huye del pasado, al igual que yo, yendo rápido así como para no perderse de nada. Tal como yo. El tejado es de hojas y ramas, tapándonos nada más que las espaldas y sobre nuestras cabezas, árboles que alguna vez pasamos a dejar. Así, lo que miro existe, me retribuye con su presencia y se une como un elemento más a la danza de mi apreciamiento. El sol sentóse fuera de aquí, esperándo ver evolucionar a éste embrión solitario. Verás todo por estos ojos restringidos, estas flameantes memorias, ésta danza, ésto y aquello. No hay números que lo cuenten todo, ni siquiera el dos, el ochenta, el cuarenta y dos, el cinco, el veintidós, el cien, el setenta y dos, ni el cincuenta y cuatro. Mas, detrás de todo, se ocultaba aquella verdad indigna del sol, que, profanante, se liberó aquel día en que los puntos, comas y las palabras, cuántas palabras, estaban dispuestas a borrarse con tal viciosa goma, ácida de orgullo. Tardía evolución, por azar o compasión, por malpasar o diserción, me pena sin comprensión, en el momento en que todo desaparece sin restricción. Almas sentadas, almas con cuerpo, almas con mente (ajena o propia), almas con autoestima y almas con quarks yacen aquí, terrenalmente buscándo el cielo y el infierno dentro de esta niebla profunda. Volamos ese día, hablándo de recuerdos y de sensaciones, con cabezas de serpientes amarillas y rojas queriéndo devorar nuestros pasos. Volamos sintiéndo la lluvia bañar nuestras cabezas, y no fueron necesarias ni escalas ni grados, ni direcciones ni humo, ni amoríos ni obsesiones. Volamos solos, en grupo, todos al unísono, todos siendo un elemento de color distinto que ya yace al caer la noche, entrándo en esa dimensión que llamamos sueño. En esa dimensión, soñamos que éramos reales, con vidas cotidianas y con los pies atados al suelo. Debíamos cumplir un horario y tener algo de dinero. Soñamos que deberíamos ser buenos perros. Pero despertamos de nuevo en esta maravillosa realidad.

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