Lluvia de/e ideas

No existe la suerte. No existe nada de esas cosas que dan por la tele. No existe una persona en el mundo capaz de no sabe bien cual es su propósito en el mundo. No existen muchas historias felices, independiente de si las haya o no, pero si existen. No es fácil encontrarle un sentido a esto, una orientación mínima, una guía, una ayudita divina. No. Pero no es tampoco tan triste la cosa... Todos comemos, todos caminamos por la lluvia y despues nos resfriamos, nos quedamos en casa y nos duele la cabeza, miramos el bichito llamado tiempo, nos pinta el dolor de verde y nos deja pensando, un domingo en la tarde, en lo fome que son las tardes de domingo. Todos tenemos esos recuerdos asesinos que nos hacen recaer en el vicio de pensar en cosas malas y volver a antiguas obsesiones y cosas que nos hacen mal. Todos tenemos debilidad y ganas de llorar, ganas de que llegue el final, de que cierta cosa que jamás nunca podría pasar, pase, y nos engañamos todos los días de que así puede ser, defendiendo nosotros mismos los porqué no se puede. Todos nos reímos y le encontramos gracia a los chistes de las diez de la noche por la tele. Nos llama la atención la televisión y tenemos facebook, posteamos a los amigos y derrepente salen esas fotos y de vuelta al vicio... A todos les gusta fumar, y les gusta el fuego. Todos nos caemos y nos pegamos en la rodilla, nos quebramos un brazo o una pierna. Somos humanos. Todos. Somos humanos. No existe ningún secreto. Ninguna clave en especial. Nadie es un caso especial, nadie es una irregularidad natural. O todos somos esa irregularidad natural que vaga por la Tierra, mecanizado ahora, con combustible de dinero y la hora marcada en el brazo, como un código de barra inmoral y sistémico. Todos tenemos cáncer, todos somos un cáncer. Todos vagamos. Todos erramos. Todos compramos y botamos lo que compramos. Bebemos y vomitamos lo que bebemos. A todos les justa el jazz, la lluvia nocturna, los días soleados, la playa. A todos les encanta nadar. Todos odiamos el mundo. Todos amamos el mundo. Todos se habrían suicidado si se pudiera volver de la muerte. Todos somos felices. Todos somos tristes. Todos dormimos. Todos amamos. Somos humanos. Somos. Todos.



A todas las personas a las que amo y amé, odié, en las que pensé y en las que ya no pienso de la misma forma.

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