Reventarte (parte II)

Tenia la puta idea de que si te invitaba a salir y a caminar se iba a solucionar todo. No sé... impulsos culiaos que me dan de repente, de olvidarme del plan maestro y dejarme llevar por lo que mi corazon de verdad quiere. Esa huea si que molesta. Y me dejé llevar caminando hasta la plaza, donde te llamé y me contestaste con caña y me dio rabia porque siempre te queria tener bajo mi control. Esa huea de que si no sales, te pierdes la vida y todo se va al carajo, es pura mierda. Estaba nublado y hacia mas frio que la mierda. Todavia era de día, pero como estaba así de nublado, no se podía adivinar la hora porque estaba todo gris y gris y gris, y no se qué me daba, puede ser pena, o podía ser rabia, no sé, y esa rabia que está como palabra en un diccionario, en la sección donde salen las palabras con R. Caminamos y fumamos, y seremos hueones o qué, pero era obvio que si caminábamos fumando nos ibamos a cansar. Quería conversar contigo, contarte la mierda, pero justamente tienes razón porque no hay nada que conversar. Me sentía un completo orco, con casco y hacha y todo. No sé por qué. Serían los hongos, no sé. Por qué será que siempre que no te puedo hablar de lo que yo quiero porque tu no me dejas me da rabia. Bueno, te dije que me daban ataques de pánico en la noche y que tu ya no eras la solucion a mi problema de no poder dormir. Quizás me habías dejado de gustar, te dije. Eso como que detonó algo en tí, pero te hiciste el indiferente. Te dije que tenía ganas de caminar al lado tuyo, no abrazarte, no violarte, no pasar la eternidad contigo, solo caminar al lado tuyo, y reirme y fumar, y tomar porque es bacán caminar ebrio. Eso te dije, con esas palabras. Tu no hablaste más. Te hiciste el pesado, el hueon de mierda que me anda haciendo rabiar. Pero no me dio rabia porque tenía razon, nada más quería caminar al lado tuyo, no entrar en tu cabeza y saber qué mierda querías. En todo caso siempre supe lo que querías, y quizá era la única persona en el mundo que lo sabía, reconócelo mierda. Me carga pensar sobre las hueaas que podrían haber sido y no fueron, porque encuentro que se pierde el tiempo. A veces pienso que a tí te gustaba que hubiera un hueón atrás tuyo, como que te daba coraje y seguridad. Me da rabia pensar en eso, asi que prefiero creer que no era así, y es ese creer que aparece en el diccionario en la seccion de palabras que empiezan con C. Te dije que el cuadernito que me habia pelado de tu casa no lo iba a terminar de escribir, y que en todo caso jamás te lo mostraría, que tu no debías nunca verlo. Te lo prohibía.
Tambien te dije que no eras nada especial despues de todo. Fui un poco cruel contigo, la verdad quería que te enojaras, quería que te sintieras mal por no haberme hecho caso. Siento cierta leve sensación de que te aprovechabas un tanto, de que yo hiciera lo que tu pedias, que anduviera siempre pensando en ti, que te anduviera cuidando a veces, preguntandote si tenias frio o si querias fumar. No sé. La verdad no sé.
Y fui llenandote de mierda hasta que te enojaste y me empujaste. Pensé que al fin lo había logrado, hacerte sentir alguna mierda, aunque fuera rabia. Me paré y te mandé un combo en plena cara. Te moviste un poco. Me tomaste del cuello y me empujaste a una pandereta que había. Te pegué en el brazo, para doblartelo y que me soltaras. Me soltaste y aproveché para seguirte golpeando, daga dan daga dan da, un golpe tras otro y otro y otro, por todas las putas veces que me golpeaste tu, mierda, otro tras otro, para sacarme toda la puta rabia, otro y otro, y la sangre volaba, y me recordabas a mí y al suelo de esa casa que quedó lleno de la sangre mía que tú me sacaste una vez. La rabia en tí te dió más fuerza de la que yo creía y me respondiste. Quedamos casi igual, hechos mierda, con la cara llena de sangre. Nos miramos un momento, como a punto de cagarnos de la risa, como siempre terminabamos nuestras peleas. Pero no. Algo en tí se había detonado, y yo sabía que era rabia. No quise hacer nada. Mirarte. No atinaba ni a sonreirte, me controlé para no hacerlo. Quería que actuaras tú primero. Avanzaste unos pasos y me abrazaste, como pidiendome disculpas. Pidiendome disculpas por todo lo que habia pasado, desde el comienzo, de cuando te conocí. Todas las veces en que me habías hecho llorar. Todas las veces en que le pegaba a las paredes porque tu no estabas cuando yo quería sacarte la mierda. Y pese a que te abracé de vuelta, fue un abrazo por protocolo, fraterno, no tenía bronca contigo. Pero te susurré al oído: "No quiero escuchar ninguna puta disculpa por esto, ni ver una puta lágrima, mi hermano, hijo de la gran perra conchatumadre". Quizás fui un poco cruel. Me soltaste unos segundos despues. Me miraste. No te abrazaría yo de vuelta. No te diría nada al respecto. No te tomaría los brazos. No te besaría. No tendríamos nada nunca más. No pensaría más en tí. No pensaría en violarte. No me importaría nunca más si tenías frío o no, si querías fumar o no. Pero en buena si, sabía que eras mi amigo en todo caso. Por eso no tenía rabia. No me quedaba. Ahora la tenías tú, y entre esos ojos morados y la sangre que corría por tu ropa, sabía que tu corazón palpitaba rápido y fuerte por la rabia que me tenías. La misma que yo te tuve. Rabia, esa que aparece como palabra en el diccionario en la seccion donde están las palabras con R.

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