Héroe

De "La Noche más Oscura del Alma". Cap. IV. Parte I.


Alex se fue.
El deber lo llamó.
Es bombero y rescatista.
Tiene licencia para conducir el carro-bomba.
Una vez ofrecieron cupos para capacitación
a personas que venían de hogares de menores,
y desde ahí no ha parado de capacitarse.
Hubo un incendio, gigante.
Hectáreas y hectáreas arrasadas por el fuego
dicen las noticias independientes,
porque no sale en la tele aún.
Entonces, tuvo que partir.
Me dijo en la noche anterior.
Lo llamaron y habló un rato,
mirandome directo a los ojos.
Me dijo que el deber lo llamó.
Oh, Alex, en las noticias ahora está empezando a salir.
Dicen que el incendio es incontenible.
No llegan las patrullas porque el camino se anegó.
Quedaron unas cuantas, encerradas cerca de la cordillera
rodeados por fuego,
por hectáreas de bosques que pertenecen a las industrias forestales,
que no cachaban nada y llenaron todo de pinos.
Alex, eso dicen en las noticias.
Tú no me llamas, dijiste que era casi imposible desde allá.
Me dijiste que supiera que ibas a estar bien.
Pasaron diez días,
ahora sale en la radio,
que el viento cambió
y que el incendio crece y crece.
Alex, estoy asustado.
Desde acá se ve
el humo
desde super lejos.
Me llaman mis amigos, preguntan si he sabido algo de ti.
No he sabido nada.
Han pasado como veinte días.
En mi corazón, hay una tranquilidad
pequeña
que me dice que has pasado por peor,
que eres casi inmortal,
eres grande,
estarás corriendo para allá y para acá,
gritando y con los brazos ya cansados,
¿habrás comido, Alex?
¿cuánto has dormido, Alex?
Me invitaron a carretiar,
y ni cagando fui.
Me quedé en la casa, llegó Felipe con su polola,
me dijeron que ibas a estar bien pero me asusto igual.
Me duele la guata pensar en eso.
Pensar en que yo no soy nada,
incapaz de todo,
no puedo hacer nada
más que esperar
y tener fé,
eso pueden hacer personas como yo por personas como tú.
Como yo, bueno, pajeras,
dependientes,
consumistas,
la masa,
inútil, ¿cierto?
Y como tú,
personas como tú son heroicas casi,
saben qué hacer,
dejan un legado,
no tienen miedo,
y aunque lo tengan, nada los frena.
Treinta días despues
en la tele sale que hay caleta de compañías metidas,
los helicópteros,
los argentinos,
ahora todos lo saben,
que se quemaron unos bosques nativos.
Esos santuarios que a veces íbamos a visitar.
Algo nubla nuestra alma ahora,
el humo
llega hasta acá.
Treinta y ocho días después,
volviste Alex.
Yo ese día no dormí casi.
Escuché que una camioneta te vino a dejar.
Entraste despacio,
pensando que yo estaba durmiendo.
Escuché tu ropa, pesada
cayendo sobre una silla.
Subiste la escalera con tus bototos
y yo cerré rápido los ojos
para que pensaras que estaba dormido.
Entraste a la pieza y te sentaste despacio en la cama,
me acariciaste la cara,
sentí tu mano áspera,
el olor del humo,
impregnado hasta en tus vísceras.
Me puse a llorar,
me levanté de golpe y te abracé.
Tus manos estaban tiesas,
enrojecidas,
se sentían distintas,
más duras, más ásperas.
Tu cara,
cansado,
tostado por el sol,
ojeras,
la frente brillante,
y manchas de hollín.
Te saqué la ropa despacio,
en la ducha,
apenas podías levantar los brazos,
porque tuviste que hacer mucho,
eran puros pendejos los que estaban,
valientes los cabros,
(mucho más que yo al menos),
y pasó harto rato antes que llegara el apoyo,
eso contaste,
que la gente estaba desesperada,
que las abuelitas que vivían allí
te agradecían y te bendecían,
por llegar hasta allá,
cuando todos los habían abandonado.
Eres mi héroe, Alex.
Tu espalda está endurecida,
te masajeo un rato,
te duele caleta.
Te enjuago y te seco.
Te traigo tu ropa
limpia.
Te hago una sopa.
Comes desesperadamente.
Antes de terminar ya te estás cayendo de sueño.
Dejamos todo tirado,
y te acuesto,
te abrazo la espalda,
esa sexi y gigante espalda,
pongo mi mano en tu pecho,
y te duermes
tranquilo,
sereno,
después de quizás cuánto tiempo.
Te tengo, Alex.
Te escucho respirar despacio, durmiendo.
Eres mi héroe, Alex.
Estás aquí, conmigo,
después de tanto tiempo,

estas aquí, conmigo.

Comentarios